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Camino Francés a Santiago en Bici - Etapa 1


Esta es la primera de varias entradas en nuestro blog donde describiremos nuestras vivencias realizando el Camino de Santiago en bicicleta, cómo lo planificamos, lo que vivimos y aprendimos y qué haríamos diferente en una próxima oportunidad.


El Camino de Santiago es una experiencia maravillosa, no importa qué lo motive a realizarlo. Hace mucho tiempo atrás se trataba exclusivamente de una peregrinación religiosa y a medida que se fue popularizando, las razones fueron cambiando a promesas, crecimiento personal, reto deportivo, vivencia en pareja, familiar o grupal. Cada quien siente el Camino a su manera y la mejor forma es vivirlo intensamente.


Existen varias rutas de peregrinación a Santiago de Compostela pero la clásica, la más popular y la que siempre sugieren que se realice primero es el Camino Francés, que va, en su ruta completa, desde St Jean Pied de Port en Francia, cerca de la frontera con España, hasta Santiago.


El Camino ha evolucionado en la forma de recorrer sus kilómetros: la forma tradicional y la que emplean más peregrinos es caminando, que requiere de mucha fortaleza y tiempo disponible (mínimo un mes). Hay otras formas más sofisticadas y que necesitan más recursos como hacerlo a caballo; inclusive hay grupos de moteros que los hacen por las carreteras que van paralelas al Camino de a pie. Pero también está la forma que escogimos nosotros, que para los que disfrutamos movernos en un corcel de aluminio y dos ruedas, ser un Bicigrino termina convirtiéndose en una experiencia fantástica.


El 6 de Septiembre de 2017, María Teresa Sacco (MT) y Rubén Riera (RR) iniciamos el Camino Francés en bicicleta a Santiago de Compostela, partiendo de la población de Roncesvalles, en España y cerca de la frontera con Francia. Nos llevó 11 días de acuerdo a lo que teníamos programado y reservado: alojamientos en habitaciones con baño privado y donde recibieran las bicis, trayectos que no superaran los 70 Kms por día y un día de descanso viajando en un transporte que nos acortara parte del Camino.


Para nosotros no era un reto deportivo, de hecho hay casos de deportistas que terminaron el Camino en 10 y hasta en 9 días, haciendo etapas de más de 100 Kms por día. Nuestra ilusión era disfrutar de los paisajes, conocer los pueblos, hablar con la gente, tomar fotos, disfrutar de la gastronomía de cada zona y conocer la arquitectura y costumbres. Si ese es tu caso y estás soñando realizar el Camino de Santiago, sigue este Blog donde contaremos nuestras experiencias y aprendizajes, que seguramente te serán de mucha utilidad, así lo hagas a pie, en burro o bicicleta.


Uno de los aspectos más importantes antes de iniciar el Camino es no llevar equipaje en exceso, adaptándose a las alforjas de 15 lts c/u; mientras menos peso arrastren tus piernas mejor. Pero hay que estar preparados para las diferencias del clima, en minutos puedes estar en un bosque con frío o lluvia y salir a campo traviesa con sol muy fuerte. No deben faltar las herramientas y material para reparar o cambiar una llanta pinchada, así como luces delanteras y traseras. Y los peregrinos que van a pie agradecen enormemente que uses un timbre o campanilla para alertarles cuando pasas a su lado!


Otro consejo para quienes realicen el camino es contratar una línea de móvil con un buen plan de datos. Poder tener acceso a Google Maps o aplicaciones de GPS y a una línea telefónica es muy útil y necesario.


En la planificación de la ruta nosotros reservamos todos los hospedajes con antelación, ya que íbamos en temporada alta, pero esto puede ser una gran limitación. Durante el recorrido encontramos sitios espectaculares que con gusto los hubiéramos cambiado por otros que reservamos y también hubo días que hubiésemos querido realizar trayectos más cortos, por cansancio y condiciones de clima desfavorables. Esto de tener un plan flexible puede resultar más costoso y en las ciudades grandes difícil de resolver, sin embargo puede valer la pena si tomas el camino a tu ritmo y sin prisa.


Vamos a presentar las etapas tal como las hicimos, pero también indicaremos de acuerdo a nuestra vivencia cómo lo haríamos de nuevo.


Día 0: Llegada a Roncesvalles

Viajamos de Madrid a Pamplona en tren Renfe temprano en la mañana y desde la terminal de trenes buscamos la parada de bus más cercana que nos llevara al terminal de autobuses de Pamplona. Allí compramos el boleto de bus a Roncesvalles que salía a las 3:00 pm. Notar que este pasaje en bus no se puede comprar por internet, no hay oferta los domingos y feriados y ciertos días de la semana tiene otro horario (revisar Autocares Artieda Pamplona).


El viaje a Roncesvalles fue casi siempre en subida, lo que nos indicó que haría frío en Roncesvalles y que al día siguiente tendríamos una bajada bastante cómoda.


En Roncesvalles no hay mucha oferta de alojamiento, así que se debe reservar con bastante antelación. Aún así, donde encontramos disponibilidad fue en La Posada, una estancia cómoda para peregrinos a 75€ la noche en hab. doble. Esta resultó ser una de las tarifas más altas que pagamos en todo el Camino y la relación precio/valor no fue buena.


La compañía con la que alquilamos las bicicletas (Bicigrino.com) nos las había enviado casi listas en sus cajas: sólo hizo falta colocar los pedales, el sillín y ajustar el manubrio. Las bicis vienen con un buen sillín tradicional y su forro de gel. Sin embargo, si estás acostumbrado a un sillín más ancho y con mayor soporte de gel, te recomendamos que lo lleves, tal como hicimos nosotros.


Una vez armadas las probamos. Eran excelentes bicicletas; salvo un pequeño inconveniente del primer día resultaron unos equipos fantásticos.

La cena en La Posada fue compartida con la mayoría de los peregrinos que estaban en Roncesvalles esa noche. El menú no fue un gran indicativo de lo rico que comeríamos después, pero fue muy interesante compartir con tantos comensales de otros países de Europa, USA, Canadá y Australia. Nos llamó la atención que sólo hubo en el grupo un español (aspecto que cambiaría radicalmente después ) y ningún latino.



Etapa 1: Roncesvalles - Pamplona

06/09/2017

Luego de un desayuno bien completo en La Posada, con jugo, café, tostadas, jamón, queso y mermeladas, pedimos en la recepción que estamparan el primer sello en nuestras credenciales de peregrino. Cada día debes tener al menos 2 sellos de los pueblos que vas visitando. Aprendimos que es mejor si los sellos te los van colocando bien juntos para aprovechar al máximo el espacio de la credencial y a MT en particular le resultaba más valioso si el sello era de una iglesia que de otro tipo de recinto. Al final, terminarás escogiendo los pueblos de los que quieres llevarte un sello, pues casi todos los locales tienen el suyo, y en el caso de las iglesias dependerá si las consigues abiertas a tu paso.


Finalmente terminamos de equipar las bicis y, con mucha emoción, iniciamos el Camino. A pesar de que no había terminado el verano y de ser ya las 9 am, la temperatura era bastante baja, había neblina y una suave llovizna matinal.


Otros peregrinos también empezaban su jornada, pero caminando. Nos saludamos y despedimos con la frase clásica que se dedica a los peregrinos: "BUEN CAMINO", dejando que nos inundara la energía positiva que estas palabras transmiten.


Debido a la lluvia tomamos la carretera asfaltada que iba paralela al sendero de los peregrinos de a pie, y luego fuimos alternando entre una vía y la otra, dependiendo de las condiciones del terreno y el clima.


Atravesamos en bajadas y con poco esfuerzo pueblitos preciosos que parecían alpinos: Burguete y Espinal. Luego algunos tramos de subidas hasta llegar al Alto de Erro. Y allí tomamos el camino de los peregrinos, atravesando bosques que luego se tornaron en senderos en bajada, con mucha piedra suelta y bastante resbalosos por la lluvia.

Entramos a Zubiri atravesando su lindo Puente de la Rabia, nombrado así, al parecer, por una antigua creencia de que los perros con esa enfermedad quedaban sanados luego de dar vueltas alrededor de sus pilares.


Allí buscamos donde almorzar ligero: un delicioso bocadillo de jamón serrano y queso manchego, acompañado con una clara (cerveza con gaseosa de zumo de limón). Esta bebida refrescante se convertiría en nuestra favorita durante el recorrido.

Unos kms. antes de llegar a Zubiri, la rueda trasera de una de las bicis había comenzado a sonar porque rozaba con la parrilla de las alforjas. Nos habíamos detenido varias veces tratando de arreglarlo, sin éxito. Se requería una herramienta que no teníamos y ya almorzados y algo descansados buscamos ayuda en el pueblo. Vimos una construcción y nos acercamos. Hablamos con el arquitecto de la obra y de inmediato buscó las herramientas que tenía y trató de ayudarnos con la reparación, pero no lo logramos. Entonces nos propuso llevarnos a Pamplona en su camioneta para que allí la repararan en algún lugar de bicicletas. Las dos bicis no entraban así que nuestro primer ángel del camino se llevó a MT y la bici con problemas, mientras RR terminó la etapa de este día rodando por cómodas bajadas por la vía asfaltada hasta Pamplona.


En Pamplona fuimos al taller indicado por Bicigrino.com (tuvimos que esperar hasta las 5 pm pues los comercios en España suelen tomar largas horas de descanso para el almuerzo) y se quedaron con la bici para repararla. Cabe destacar que Bicigrino.com se encargó de cubrir el costo de la reparación.


Ya encaminada la reparación de la bicicleta, recorrimos un poco el centro de la ciudad, descubriendo una Pamplona moderna, pujante y acogedora. Nos gustó mucho su mezcla de edificios antiguos y modernos, sus aceras muy amplias y la cantidad de locales donde comer, tomar una café o ir de tapas, llenos de lugareños compartiendo y disfrutando de su ciudad.


Esa noche cenamos un muy completo menú de 10€ en la Cafetería Palace (calle La Estrella). Nos deleitamos con espárragos, bacalao, cerdo y unos postres deliciosos. Todo riquísimo y muy buena atención. Luego nos fuimos a dormir al Hostal Navarra por 55€ (habitación doble con baño, sencilla pero con todas las comodidades y en pleno centro). Cabe destacar que este hostal no tiene sitio para guardar bicicletas, pero como al hacer la reserva con ese requerimiento indicaron que no había problema (quizás porque no leyeron bien), nos ofrecieron el espacio de un salón cerrado para guardarlas. Así que si viajas como bicigrino este hostal no va a poder ser una opción.


Una buena recomendación es buscar siempre alojamiento en el centro del pueblo o ciudad. Más adelante vimos el gran valor de esto, ya que suelen estar ubicados en la vía del Camino y al terminar la jornada en bicicleta puedes tomar un baño, descansar y salir más tarde caminando a visitar los sitios históricos o emblemáticos, que con toda seguridad te quedarán cerca, así como disfrutar de buena oferta de sitios para comer.


Aprendizajes

En esta etapa no cambiaríamos nada del plan; fue la más fácil, casi todo en bajada. Quizás podemos decir que nos quedamos con las ganas de realizar el trayecto en bici desde Zubiri como debió haber sido, entrando a Pamplona por la vía de Huarte, atravesando un precioso paseo fluvial y luego el Puente de la Magdalena y el Portal de Francia.


Ruta y altimetría de la etapa 1 (notar que la grabación la realizó MT y de Zubiri a Pamplona se fue en carro): Camino Francés Roncesvalles - Zubiri - Pamplona



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