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Camino Francés a Santiago en Bici - Etapa 3

Estella - Logroño

08/09/2017

Nos despedimos de Estella con un espléndido desayuno casero, ofrecido por nuestro anfitrión, el Sr. Pablo: jugo, café, huevos revueltos, tostadas, mantequilla, mermeladas y una mezcla de tomates frescos triturados que los españoles usan mucho para untar las tostadas junto con aceite de oliva (quedan deliciosas!).


Nos costó encontrar el camino de las flechas amarillas y ya en la ruta, comenzamos otra subida por carretera asfaltada. Al pasar Ayegui buscamos empalmar con la vía de los peregrinos de a pie, para llegar a las Bodegas de Irache, un sitio emblemático que ofrece al peregrino dos fuentes: una de agua y otra de vino.

Tomamos vino, brindamos y bromeamos con los otros peregrinos en esa fuente pública tan curiosa.

Luego buscamos el Monasterio de Irache, que está a un paso de la fuente, pero estaba cerrado. Seguimos por carretera, pasando al lado de Azqueta y Villamayor de Monjardín. Hermosos viñedos y sembradíos adornaban los costados de la carretera.

Seguimos hasta Los Arcos, población donde sí decidimos entrar. Nos costó encontrar las señales del Camino dentro del pueblo, pero ya habíamos aprendido que debíamos buscarlas para llegar a los sitios más emblemáticos del lugar. Paramos en un bar por un café, algún dulce y comprar los bocadillos que almorzaríamos más adelante. Luego entramos a la iglesia de Santa María, muy bonita. Allí obtuvimos un sello para nuestras credenciales y luego seguimos la ruta de las veneras y flechas amarillas para salir del pueblo, atravesando unos arcos de piedra y un pequeño puente.


Volvimos a la carretera, pasamos por Sansol y luego de unos Km. llegamos a Torres del Río, con la fortuna de que eran la fiestas del pueblo y estaba decorado muy bonito. Disfrutamos de un descanso, comimos los bocadillos y continuamos el camino. La iglesia del pueblo estaba cerrada.

El Camino nos llevó por un costado del cementerio del pueblo y luego por unas rampas de subidas y bajadas de tierra, bastante incómodas para rodar en bicicleta, pero rodeados de frondosos olivos.

Por recomendación de la guía del Bicigrino buscamos el punto en que el Camino coincidía con la carretera y de allí en adelante seguimos por asfalto. Rodamos por largas subidas, con un sol muy fuerte sobre nosotros. Empezaron a aparecer grandes escritos sobre el asfalto que nos distrajeron un rato: eran mensajes que los fans le habían escrito a sus ciclistas favoritos, animándolos en su recorrido del día anterior en la Vuelta a España.

Luego empezaron unas maravillosas bajadas, donde alcanzamos fácilmente 40 Kms/h.


Después de unos trayectos más planos, llegamos a Viana. Este es otro pueblo que merece una parada: con bonitas y estrechas calles, apartamentos con flores vistosas en sus balcones y las preciosas ruinas de la Iglesia de San Pedro, que tienen detrás un lindo jardín con una buena vista panorámica del resto del pueblo. Lástima que la iglesia de la Parroquia de la Asunción de Santa María estaba cerrada.

Salimos de Viana por la ruta del Camino, pasando junto a la ermita de la Virgen de Cuevas, que también estaba cerrada. Continuamos la ruta de las veneras, por caminos de tierra agradables, con leves subidas y bajadas para luego atravesar frescos bosques de pinos, hasta un puente con escaleras y rampas de madera que nos permitió atravesar la autopista sin peligro.


La vía nos llevó a una pista de asfalto rojo que iba paralela a la carretera, atravesando zonas más bien industriales. Finalmente llegamos a una pronunciada bajada, donde sabíamos que debíamos estar alerta para no pasar de largo el puesto de Felisa, la señora de los higos. Conseguimos un gran cartel y un puesto pequeñito a la orilla del camino; nada de higos. Entablamos conversación con la señora del puesto: una mujer mayor muy agradable, nieta de Felisa, la del cartel. Nos contó que ya no tenían higos, aunque habíamos visto muchos higueros cargados en el Camino y nos ofreció algunos souvenirs del Camino, además de colocar su emblemático sello en nuestras credenciales. Los rosarios alusivos a Santiago más lindos que vimos en todo el Camino los compramos allí, así como unos pins de bicigrinos súper originales.


Continuamos el descenso hasta llegar a las margenes del río Ebro, ya a la entrada de Logroño. Recorrimos el paseo fluvial, desde donde se ve el hermoso puente de piedras que da acceso al centro de la ciudad. Algunos deportistas en kayak navegaban por el río. Habíamos llegado a la zona de La Rioja.

Al buscar nuestro hotel de ese día en el mapa nos dimos cuenta que, aunque aparentemente estaba cerca de la ruta del Camino, teníamos que tomar un desvío por una zona industrial para llegarle y estaba en las afueras de la ciudad. Habíamos reservado en el Zenith Logroño, un hotel de carretera, nada turístico, sí cómodo, pero retirado de la ciudad y con una cocina con poco que recordar.


Aprendizajes

La ruta y la cantidad de Kms. en esta etapa que recorrimos nos pareció la adecuada. El gran aprendizaje de esta etapa fue la selección del hotel: definitivamente se debe buscar que quede en el centro histórico de la ciudad o pueblo donde pernoctemos. Como ya hemos mencionado antes, al escoger así estaremos seguros que queda cerca de la ruta del Camino, de los lugares históricos y emblemáticos a visitar y de una buena oferta de sitios para comer.


Ruta y altimetría de la etapa 3: Camino Francés Estella - Logroño

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